

Trabajando con María he conseguido aceptarme como soy, no ser tan dura conmigo misma y liberarme del estrés de las dietas.Ya no estoy todo el día pensando en comida, he aprendido a detectar mis necesidades reales y disfruto mucho más de la comida.
I.F.


Llegué a la consulta de María casi por casualidad sin conocer en absoluto la alimentación intuitiva. Creía que iba a comenzar una nueva dieta, quizás poco restrictiva y saludable, pero al fin y al cabo una dieta. Me encontré una forma totalmente distinta de enfrentar el problema. Desde el momento en que eliminé las dietas, las restricciones, los alimentos prohibidos, justo desde ese momento dejé de necesitar comer a todas horas. Esa tranquilidad es la que me ha permitido parar, pensar y sentir qué necesito comer en cada momento, qué me hace sentir bien y disfrutar de ello.
Ahora sé que no voy a necesitar comer compulsivamente, he perdido el miedo a engordar y se que mi cuerpo llegará a tener la forma y peso que de manera natural deba tener. Puedo dedicarme a vivir sin que mi peso condicione el resto de mi vida.
Sonia López Dóriga


María me ha hecho sentir comprendida y me ha ayudado a encontrar mi manera de ser “autónoma” con la comida. Ya no necesito reglas ni pagar a nadie para que me controle, he aprendido a alimentarme yo solita y a sentirme mejor en mi cuerpo. No ha sido fácil, pero no volvería atrás por nada del mundo.
Maite U


En momentos en que me veía mejor o que la báscula me decía que había bajado algo de peso, mi ánimo mejoraba. Pero me sentía cada vez más débil, porque la lucha me suponía cada vez más esfuerzo y me sentía culpable por no ser capaz de conseguir lo que aparentemente era lo normal, estar delgada. Tras reconciliarme con la comida, y también con mi cuerpo, he conseguido soltar esa lucha y me siento mucho más tranquila y consciente. Ha cambiado mi forma de comer. Al dejar de luchar para comer menos, mi hambre se ha regulado poco a poco.
He aprendido que no hay alimentos ni malos ni prohibidos y que todos son necesarios para saciar los diferentes tipos de hambre que existen. He aprendido también que disfrutar de la comida es algo bueno y contrario a la culpa. He aprendido también que estar bien conmigo no depende de si consigo estar delgada o no, si no de en qué medida cuido de mis necesidades como persona.
E.F


Desde que empecé a trabajar con María he aprendido a escuchar a mi cuerpo, a saber qué tipo de hambre siento, a agradecer a mi cuerpo cosas que antes daba por sentadas. He aprendido a comer sin restricciones, con una alimentación consciente y lo más importante para mi, no sentir culpa.
Y sí, ¡¡funciona!!. No paso hambre y me estoy reconciliando con mi cuerpo y mi imagen.
Marta Santiago