A partir del momento en que empecé a integrar el abordaje con herramientas de psiconutrición en mi consulta comencé a ver transformaciones profundas en mis pacientes… y también en mí.

Como dietista-nutricionista, siempre he creído que la alimentación es más que simplemente ingerir nutrientes: es un reflejo de emociones, vivencias y de cómo percibimos el mundo.

Sin embargo, en el pasado, sentía que, aunque diera la mejor orientación nutricional posible, algo faltaba. Mis pacientes seguían luchando con patrones de restricción, culpa o descontrol, y yo me sentía limitada al no poder ir más allá de los planes alimentarios y el coaching nutricional.

Fue entonces cuando descubrí el poder de un enfoque psiconutricional, un protocolo informado en TCA que combina herramientas de Alimentación Intuitiva, Mindfulness y compasión y Mindful Eating.

Este método me abrió un mundo de posibilidades para acompañar a mis pacientes de forma integral, trabajando no solo en sus hábitos alimenticios, sino en la relación que tienen con su cuerpo y con la comida.

Un protocolo que cambia la consulta nutricional

Implementar un protocolo psiconutricional me permitió guiar a mis pacientes a través de un camino mucho más profundo. Al tener un marco estructurado, con recursos validados y tareas específicas, sentí que podía ofrecer un acompañamiento adaptado a su situación y su evolución.

Para muchos de mis pacientes, uno de los mayores desafíos era la sensación de desconexión: desconexión con su cuerpo, con sus necesidades y con el placer de comer. A través de ejercicios de Mindfulness y Mindful Eating, comenzaron a experimentar lo que es comer de forma consciente, escuchando su cuerpo y sus señales de hambre y saciedad. Por primera vez, vi cómo algunos de ellos rompían con el ciclo de restricción y sobreingesta, y lograban disfrutar de una relación más relajada y positiva con la comida.

Muchos de mis pacientes venían con una carga enorme de expectativas y exigencias sobre cómo deberían verse o cuánto deberían pesar.

Antes, trataba de ayudarlos a llegar a sus objetivos, pero no había forma de que esa orientación llegara al núcleo de su insatisfacción corporal.

Con el enfoque de la Alimentación Intuitiva, trabajamos conjuntamente para redefinir lo que significa cuidar su salud, centrarnos en cómo se sienten y no en un número en la báscula. Esta perspectiva les permite abrazar una nueva forma de autocuidado, libre de restricciones y de juicios.

Para mí, poder trabajar desde este enfoque es un alivio y un respiro. Contar con un protocolo validado que me brinda recursos específicos y tareas para cada sesión hace que mi trabajo sea mucho más organizado y efectivo. Además, siento que estoy respetando la individualidad y la dignidad de cada paciente al acompañarlo desde un lugar en el que él es el protagonista, un lugar de compasión y no de imposición.

Este cambio en mi práctica clínica, aunque profundo, me ha permitido ver resultados en mis pacientes que van más allá de lo físico: hoy los veo conectarse con su salud desde un lugar de aceptación y respeto.

Antes, cuando veía a un paciente luchando con culpa o ansiedad alimentaria, sentía que no tenía herramientas suficientes para ayudarlo a gestionar esas emociones. Hoy, a través de la práctica de Mindfulness y compasión, mis pacientes no solo entienden, sino que viven la experiencia de observar sus conductas sin juzgarse, aprendiendo a identificar y gestionar los desencadenantes de sus patrones alimentarios.

Para ellos, este enfoque compasivo ha significado una libertad que muchos creían imposible. Y para mí, es una herramienta poderosa que me permite acompañarlos desde un lugar de empatía y aceptación, sin presión o urgencia para «arreglar» sus problemas de inmediato, sino permitiéndoles incorporar conductas de salud a su propio ritmo.

Una nueva manera de Ejercer, una nueva manera de Vivir la nutrición.

Al final del día, ver cómo mis pacientes aprenden a cuidarse desde un lugar de amor propio, con regulación pero sin restricciones ni culpa, es el mayor logro.

El protocolo psiconutricional me ha mostrado que la verdadera nutrición va mucho más allá de los planes alimentarios y el coaching nutricional: se trata de conectar con nuestra esencia, aprender a escucharnos y vivir en paz con nosotros mismos.

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