Antes de hablarte sobre cómo el Mindful Eating y la Alimentación Intuitiva me ayudaron a vencer la mentalidad dieta que empañó durante tantos años mi Navidad, te cuento que a mi….

…desde pequeña me encantaron las Navidades, con toda esa magia alrededor. Las vivencias de conexión con lo espiritual, los amigos y la familia. Y todo adornado con la fantasía de las luces y los regalos. Ni te cuento los años en los que he podido, además, viajar o disfrutar de espectáculos y exposiciones especiales. Y, que no faltase nunca, el delicioso sabor de sus comidas tradicionales.

Pero, a decir verdad, unas Navidades han sido más felices que otras. Recuerdo los momentos en los que he echado de menos a alguien, he estado enferma o me he agobiado por querer tenerlo todo preparado a tiempo.

Puedo decir que, como cualquiera de nosotras, he vivido todo tipo de circunstancias en Navidades. Sin embargo, lo que ha conseguido en general empañar la magia navideña ha sido mi mentalidad de dieta: sobre-preocupación sobre cómo bajar unos kilos antes de Navidad, cómo no subir de peso, o evitar engordar, durante las Navidades, sobre qué no se debe comer en Navidad Ya sabes, esas preocupaciones que nacen de la creencia de que para encajar tienes que ser delgada o estar siempre a dieta y, si no, es “normal” que te sientas miserable. Se trata del sistema de creencias que pertenece a la cultura de la dieta, está presente en todos los momentos de nuestra vida y aparece en las situaciones menos oportunas creando una espacie de nube gris que estropea especialmente las Navidades. Mi mentalidad dieta estaba bien presente cuando:

  • Me prohibía los típicos paté o polvorones, que me gustan tanto, porque “engordan”.
  • Me sentía culpable por comer turrón o cualquier otro manjar navideño, porque “engordan”.
  • Usaba el ejercicio o la restricción para compensar los “excesos”.
  • Comía menos durante el día, me saltaba comidas, porque por la noche “hay comilona”.
  • Tenía mentalidad de “todo o nada” en lo que concierne a la comida.
  • Usaba las palabras “dieta”, “detox”, “limpieza”… y las expresiones de mentalidad dieta durante las conversaciones de sobremesa.
  • Discutía durante las comidas navideñas sobre cómo controlar el peso en Navidad o escuchaba atenta a lo que a otros “les funcionaba”.
  • Sentía vergüenza por mi peso y mi talla.

En estos post de IG te ayudo a combatir la mentalidad dieta:

Destacados de Mentalidad dieta

Llegaba a las Navidades verdaderamente hambrienta, creyendo en la fantasía de que hacer dieta unos días antes iba a evitar que engordara en Navidad. Este plan me resultó siempre frustrante, pues restringir me llevaba a sentirme más estresada y me hacía acumular ansias por comer.

El resultado, unas fiestas en blanco y negro: 

  • Obsesión con mi peso
  • Péndulo: pasar hambre – culpa por comer “sin control”
  • Malestar digestivo
  • Ansiedad decidiendo qué dieta iba a sufrir a partir de enero

Cansada de esa mentalidad dieta que me hizo vivir “de puntillas” tantas Navidades, comencé a cuestionar el poder que la cultura de la dieta tenía sobre mi alimentación. Estaba decidida a tomar yo las riendas. Me entrené durante el año en habilidades de Mindful Eating, disfrutando de cada comida plenamente, honrando con suficiente alimento a mi hambre física, también disfrutando sin culpa del hambre hedónica y comprendiendo y aprendiendo a atender a mi hambre emocional con una gestión más efectiva de mis emociones.

Descubrí que la comida es más que la suma de calorías y nutrientes, es una forma de conectar con la gente y de celebrar nuestra cultura y tradiciones.

Practicando el Mindful Eating aprendí las mil maneras en las que la comida forma parte de mi existencia, y pasé de verla como al enemigo a sentirme profundamente agradecida por poder disfrutar de ella.

Los comienzos fueron duros, me boicoteaban los viejos hábitos mentales de crítica hacia mi cuerpo y juicio con cada comida que me servía. Tampoco conseguía adquirir rutinas de alimentación y ejercicio regulares. Así que pronto entendí que no era suficiente con llegar a las Navidades habiendo aprendido comer con atención plena y usar las señales de mi cuerpo para elegir qué alimentos comer, cuánta ración.

Cuando descubrí el concepto de Alimentación intuitiva, entendí que me quedaba mucho por recorrer. Tenía que trabajar en:

  • dar el portazo definitivo a las dietas, respetando y aceptando mi cuerpo tal cuál es
  • neutralizar los alimentos para que la carga emocional al comerlos fuese la misma con el turrón que con la lechuga
  • rebajar el volumen de mi crítica interna
  • Y aprender cuidarme con una alimentación que me nutriese y el ejercicio que no fuese “machacarme para compensar o quemar”, incorporándolo todo desde el autocuidado y no desde el autocontrol.

Tras muchas batallas, días de sentirme más o menos firme en mi decisión, estas Navidades las afronto con la convicción de que nada ni nadie me hará volver atrás. No estoy dispuesta a perder la libertad, seguridad en mí misma, energía, sosiego mental y emocional que he ganado entorno a las comidas navideñas y, en realidad, en cualquier momento del año por difícil que fuese para mí en el pasado.

Si estás leyéndome, será porque estás en la misma lucha que yo batallé. Te puedo decir que lo que para mí resulta clave para tener unas Navidades neutras entorno a la comida:

  1. No dejar que nadie me convenza de lo que a mí me conviene comer o a ellos les funciona. El argumento “mi propia experiencia vale más que cualquier ciencia” no me ha fallado nunca. Pero tengo otros quizás más suaves como “gracias por tu preocupación, estoy trabajando en cambiar mi alimentación, pero ahora me incomodaría hablar de eso”.
  2. Lo que para mí es salud y belleza lo determino yo. Rechazo la mentalidad de que para estar guapa y sana debes adelgazar.
  3. Estoy atenta el lenguaje de mentalidad dieta en las conversaciones: “de esta Navidad saldremos rodando todos”, “vamos a pasear para quemar la comida”, “me he puesto como una cerda”… y evito usarlo yo misma.
  4. Respondo a las conversaciones sobre dietas y el peso cambiando de tema y si no lo consigo, me distraigo haciendo algo que me haga sentir mejor en ese momento, por ejemplo bromear con alguno de los niños a la mesa.
  5. Pongo límites antes de comer. Al principio contaba que estaba trabajando en mejorar mi relación con mi cuerpo y la comida y agradecía que no se hablara sobre lo que engorda, sobre dietas o los tamaños de cuerpos durante la comida. Ahora ya me conocen bien y suelen contener sus comentarios.
  6. Me apoyo en alguien de la familia que estoy segura de que me comprende porque ha seguido de cerca mi proceso de hacer las paces con la comida y sabe lo difícil que me resultan las Navidades para eso.

Y, por último, siempre me recuerdo a mí misma:

  • que mis necesidades solo las conozco yo y mi alimentación es mi decisión. ¿Es el vecino de mesa quien sabe cuánta hambre tienes?, ¿sabe él lo que te gusta?, ¿decide alguien por ti cuándo necesitas abrigarte porque tienes frío o cuándo necesitas ir al WC?
  • que tengo derecho a disfrutar de cualquier tipo de alimento y en doble ración si me apetece, o rechazarla cuando no deseo comer más, por mucho que haya costado 10 horas preparar esa comida o la haya preparado alguien, muy especial para esa ocasión.

Y, sobre todo, me recuerdo que centrarme en la comida como forma de conectar con mis seres queridos en Navidad es honrar una de sus funciones en mi vida y eso es algo que me hace simplemente feliz.

Amiga, espero de todo corazón que mi experiencia te sirva para ver las Navidades de otra manera.

Firmado: Cualquiera de nosotras.😉

Lo que se publica en este blog tiene fines meramente informativos o educativos, en ningún caso sustituye el consejo individualizado de un nutricionista o médico.

María Sanabdón, Dietista-Nutricionista. Especialista Trastornos de la Conducta Alimentaria. 

Si lo que acabas de leer te ha interesado y crees que necesitas más ayuda para mejorar tu relación con la comida y tu cuerpo, quizás quieras saber cómo trabajamos.

¿Te suena bien cambiar “estar a dieta toda la vida”, por “escuchar y honrar tus verdaderas necesidades”?

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